domingo, 8 de mayo de 2011

una tarde en Los Órganos

Terminadas la sobremesa y la siesta de rigor,
La vida sin presión me conducía hacia la playa,
Seleccionaba la música del instinto
Y me disfrazaba quitándome algunas ropas.
Mi piel blanca resplandecía
Y de algunos ángulos se veía dorada,
Me sentía hijo del Sol,
Abría los brazos extasiado
Y proseguía el camino largo y curvo.
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Escuchar canciones mirando el mar
Se convertía en la mejor forma para alucinar
Y dejarme llevar hacia recuerdos suaves,
Hacia ideas frescas, prometedoras.
Los matices de colores, los paisajes, las actividades y las rutinas playeras,
Todos sincronizaban como un eje armonioso.
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Por fin llegaba a la Punta
Allí donde los surfistas corrían tabla
Allí donde la playa era genial para bañarse
Allí donde saludaba a mucha gente y
Contemplaba a decenas de turistas excitados por la belleza del lugar
Me sentaba y meditaba , dibujando los pensamientos de mi subconsciente
O escribiendo poesías en cuadernos de dibujo,
Mientras otros encontraban placer en el agua y
Donde todos éramos cómplices del sol.
Esas tardes eran un privilegio,
Esas tardes son las que extraño.
Iquitos, 23 de abril de 2011

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